NAVEGACION, REPAIR & REFIT

La recuperación de embarcaciones clásicas y sus diseños, como el Dolce Vita

En las últimas dos décadas se ha venido comprobando, en la náutica de recreo, una tendencia evidente a recuperar tradición. La organización de numerosas regatas de barcos clásicos, tanto en el Mediterráneo como en el Caribe evidencian que la madera y el barniz pretenden retornar a unos tiempos de diseños distinguidos, de exclusividad y de dandismo náutico. Muy probablemente la saturación del mar por embarcaciones de fibra de vidrio y diseños muy repetidos e impersonales han dado lugar, que armadores con tendencia a lo distinguido, busquen ese estilo selecto en el pasado.

La teca, el barniz, los cromados y los bronces nos devuelven a una época de señorío y de elegancia difícil de lograr con las construcciones en serie que proliferan en estos tiempos. Cada día es más frecuente la compra y la venta de embarcaciones clásicas, tanto a motor como a vela, con el propósito de darles una segunda o tercera juventud, gracias al trabajo de astilleros especializados en esta materia: el «back in time» de estas joyas.

En muchos casos estos proyectos conllevan a renunciar a comodidades y prestaciones que los diseños actuales otorgan a sus armadores, como puedan ser esas enormes plataformas de popa convertidas en auténticos «beach clubs». O esos inmensos ventanales o compuertas por las que acceder a un chapuzón desde el mismo camarote del armador. Pero estas renuncias tienen un rédito gratificante, como es el de la distinción de esa imagen de elegancia a la hora de llamar la atención de los viandantes en cualquier puerto de recalada.

En estos últimos tiempos hemos podido disfrutar, los que somos afines a este tipo de barcos, de las recuperaciones de yates cargados de historia como el «Altair» ( Willian Fife) del mítico armador Miguel Sans y el «Orion» ( Camper&Nicholson) de la familia Bertrand. Así como otros proyectos más recientes de yates a motor, como son las recuperaciones del «Shemara» ( John Thornycroft & Company) de la peculiar Lady Docker  o el «Marala», durante muchos años propiedad del conocido empresario rey de los centros comerciales Robert de Balkany y hoy recientemente devuelto a sus originales líneas de diseño en el prestigioso astillero Pendennis Shipyards.

Tal es la tendencia a regresar al pasado que, en la actualidad, muchos astilleros, sin renunciar a materiales de construcción naval actuales, están recurriendo, sobre sus mesas de diseño, a la recuperación de líneas de principios del siglo pasado. Las proas invertidas al estilo de los antiguos barcos de guerra, véase el yate «A» diseñado por Philippe Starck son un ejemplo más de estas tendencias.

Está claro que lo antiguo y lo clásico deslumbra y destaca sobre los diseños actuales, estos últimos, más funcionales, dotados de más prestaciones y comodidades pero que a pesar de sus volúmenes y dimensiones pasan más desapercibidos en los pantalanes de los puertos deportivos.

En esta línea, en nuestro Varadero hemos tenido el placer de trabajar con el «Dolce Vita».  Se trata de una construcción reciente, del año 2005, diseñado por Oliver Design, prestigioso estudio de ingeniería naval con antecedentes como los elegantes yates Revilo de finales de los años 70s.


El «Dolce Vita«nos devuelve a tiempos de glamour, señorío náutico y exclusividad
. Madera por los cuatro costados, barniz sin escatimar y mucha labor de auténticos maestros de ribera todo ello sin renunciar a discretos gadgets actuales como puedan ser plataformas de popa hidráulicas, estabilizadores de última generación y algún que otro juguete para el disfrute de sus armadores o clientes charter si se tercia.

Sus 20 metros de eslora le hacen compatible para poder entrar con facilidad en los puertos del mediterráneo, en mayor medida los de las Baleares que son las aguas por las que frecuenta este precioso yate a motor. A ello hay que añadir una motorización actual de 2×320 MAN le permite una navegación placentera acorde con su carena y su estilo.

Durante su estancia en el Barcelona Nautic Center, hemos efectuado tareas de mantenimiento y conservación con el objetivo de mantener su estado impecable y prepararlo para este verano. Repaso de barnices, revisión de instalación eléctrica, puesta a punto de motores, limpieza y pintado de carena y una supervisión general de toda la instalación del barco con la que se pretende pasar una verano sin problemas y a pleno disfrute.

El caso de «Dolce Vita»  nos demuestra que, para regresar al pasado, no necesariamente hace falta adquirir un barco antiguo. Este elegante yate se construyó en el año 2005 encargando un diseño de principios del siglo XX e incluyo evitando la fibra y recurriendo a la madera noble. Son alternativas que permiten recuperar y mantener oficios que tienden a desaparecer, como los conocidos mestres d’aixa que tantas maravillas náuticas nos brindaron y que muchas de ellas han recibido afortunadamente una segunda juventud.

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